El Sábado a las 7 en punto de la mañana un grupito de cinco personas salimos desde Marbella destino Vigo como el que se iba a disfrutar un día de campo en Juanar con la mochililla a cuesta. La ilusión era enorme, tanta que se nos hizo cortas las primeras horas del viaje contando cada uno la mala noche que pasamos por los nervios del viaje. Otro coche que iba a unirse a la caravana del viaje no pudo soportar más las ganas de empezar el viaje acabando yéndose de madrugada.
Hubo tiempo de repasar toda la actualidad del club, que haríamos si fuéramos presidente, jugamos también a entrenadores y repasamos la venta del club haciéndolo con tanto humor que parecía el típico chiste de " un español, un francés y un alemán"
En apenas horita y media llegó la primera parada y es que era tiempo de desayunar para ya prepararnos para la primera etapa seria del día. Un buen desayuno donde alguno dejó sin existencias de "Manteca Colorá" a una venta famosa camino de Sevilla.
En 4 horitas nos plantamos en Mérida donde nuestro fiel Monovolumen pedía comida. En ese momento me acordé de dos buenos amigos que comenzaban su viaje a Vigo desde el aeropuerto de Málaga.
Seguíamos a buen ritmo por la Ruta de la Plata hasta que llegamos a Zamora cerca de las cuatro de la tarde creyendo que ya tocaba parar a comer un poco. Entramos en una venta pegada a la carretera. Nada más entrar me sorprendió ver un salón lleno todo en silencio, algo impensable en cualquier bar de Andalucía. Finalmente y como no podía ser de otra manera estos forasteros romperían ese silencio.
Una vez harto de comer seguimos nuestro camino. Entrando en Galicia nos empezó a llover, cosa que me alegré ya que un viaje a Galicia sin lluvia sería como ir a Marbella y no pisar el paseo marítimo.
Después de dejar la Ruta de la Plata y entrar en Galicia las carreteras empeoraban. Mucho sube y baja donde tenias que ir por el carril de la izquierda ya que si optas por circular por la derecha difícilmente llegaría el coche entero por el mal estado de la vía, algo que me sorprendió sobremanera.
Después de más de doce horas de viaje llegamos a Vigo. Tiempo para dejar descansar el Monovolumen coger la mochila y tirar para el Hostal.
Después de dejar las mochilas no pasaron ni diez minutos cuando nuestros amigos que comenzaron el viaje de madrugada nos recibieron con los brazos abiertos y nos fuimos juntos al primer bar para tomarnos algo fresquito que ya tocaba. Al ratito llegaron los otros dos compañeros que empezaron el viaje en avión en Málaga y terminaron llegando en bus a Vigo. En el momento que vi a esos diez marbelleros reunidos en el bar carcajada va, carcajada viene, me di cuenta que no somos un grupo de amigos que nos hemos reunido para hacer un viaje y ver un partido, sino que éramos una familia con la ilusión por las nubes agradecida eternamente a esos jugadores por darnos esta excusa para juntarnos a más de 1000 km de casa.
La ciudad de Vigo nos trató bien. Todos muy hospitalarios donde a este grupo de marbelleros les hicieron sentir como en casa.
Estando en Vigo y como no podía ser de otra manera acabamos cenando en un Restaurante donde el buen marisco acompañado del buen vino de la tierra que hay por ahí no podía faltar. Pedimos sin miedo, como si no hubiera un mañana a pesar de que no estamos para tirar cohetes, pero el buen corazón que había en esa mesa hacia que todos fuéramos iguales costara lo que costara la comida. Al final todo el mundo pudo pagar su parte sin problemas porque cuando se pidió la cuenta nos percatamos de que no estábamos en Marbella donde por cualquier cosita que comas por desgracia te están clavando tratando por igual a uno que viene con dinero de vacaciones que al que lleva toda la vida yendo al mismo bar comiendo lo mismo. Tocaba descansar.
A la mañana siguiente éstos diez valientes con los típicos nervios del partido que solo pueden entender los que tienen esta pasión ya estaban desayunando en el bar antes de las 9 de la mañana. Tocaba ir pronto al campo para recibir a nuestros héroes como se merecen y darle toda la fuerza antes del partido.
El partido no salió como esperábamos pero fue terminar el encuentro y ya estábamos dándole vueltas a la cabeza de que hacer para la vuelta estando convencidos de que llegará la remontada.
La salida de Vigo fue un tanto extraña. Estuvimos retenidos en el estadio durante más de una hora por motivos de seguridad ya que había lio en la calle. Una vez montados los aficionados que vinieron en bus y que fueron escoltados por la policía, nos quedamos diez aficionados peñistas dentro del campo que tenían los coches a 500 metros teniendo que salir por una calle donde había seguidores del Celta que no nos querían despedir gentilmente precisamente. Finalmente gracias al jefe de seguridad que me acompañó por los dos coches llevamos los vehículos a la parte trasera del campo donde recogimos al resto de la expedición saliendo de allí como alma que lleva el diablo en el momento más tenso del viaje.
Una vez fuera de Vigo y algo más tranquila la expedición salíamos hacia Marbella en torno a las cuatro de la tarde. Comimos algo rápido en una venta y seguimos para abajo ya que nos esperaba un largo camino de vuelta.
Después de estar de nuevo kilómetros de sube y baja viendo radares constantemente y curiosamente todos puestos cuando la carretera pica hacia abajo vemos que hay un control en mitad de la Autovía en la provincia de Zamora. Lo que pensábamos que podía ser un control por la cantidad de coches que había puestos en la cuneta nos enteramos que estábamos allí parado por un radar móvil y que era para multarnos. Un rato donde no tenía muchas ganas de reírme ya que después de como salimos de Vigo nos ponen una multa siendo yo el conductor por ir a 140 km/h en un tramo de 120km/h estando el radar en una cuesta abajo con un 7% de desnivel.
A este grupo de marbelleros de siete personas que bajamos con el Monovolumen, los cinco de la ida más los dos que se unieron para el camino de vuelta que viajaron hacia Vigo en Avión, no nos iban a amargar el viaje nada ni nadie cantando de vuelta canciones como "recorremos Kilómetros superamos obstáculos".
Con carcajadas durante todo el viaje nos plantamos en Mérida para la hora de la cena. Encontramos otra venta por casualidad donde nos pusieron de comer como si no hubiera un mañana pagando cantidades ridículas.
Finalmente llegamos a Marbella cerca de las cuatro de la mañana. No fue un buen Domingo en lo deportivo ya que cascamos 2-0, no fue un buen Domingo por la salida de Vigo que tuvimos, tampoco por la multa y por el rato retenido en una cuneta, tampoco por las más de 24 horas de coche que nos pegamos, pero SI fue un buen fin de semana por estar siempre juntos riéndonos tanto en los momentos buenos como en los malos como lo hace este grupo de currantes en el día a día.
Hay muchas formas más cómodas de viajar y de ver un partido, pero en este viaje me di cuenta que iría al fin del mundo con el Monovolumen acompañado por Pérez, Pepe, Oscar, José Luis, David, Miguel y con Chema, Silvia y José que hicieron el viaje en su coche.
Antes del viaje pensaba que eran mis amigos, después del viaje me di cuenta que son de mi familia. ¡¡Viva la Peña Marbelleros!!
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