domingo, 20 de agosto de 2017

LA RELEVANCIA DEL AFICIONADO EN SEGUNDA B

Estudios recientes indican que la Segunda B española figura entre las categorías de bronce del fútbol europeo que menos espectadores congrega. De esta forma, es bastante frecuente ver como en Alemania y , sobre todo en Inglaterra, hay estadios que albergan partidos de esta categoría con cifras que superan los doce o quince mil seguidores.

foto marbella-fc

Siendo realistas , estos números en España sólo serían alcanzables para algunos de los históricos como puedan ser el Racing, Mallorca, Murcia o Elche; y siempre que el partido tuviera la trascendencia de un play-off de ascenso. La cruda realidad es que la media de nuestra Segunda B no supera ni los tres mil espectadores por partido y eso siendo bastante generosos.

Incluso muchos equipos en Primera División se quejan de como sus masas sociales se están alejando cada vez más de los estadios, esos que desde hace unos años muestran por TV un aspecto semi-vacío.

Se podrían buscar varias excusas tales como el precio de las entradas ( de los más caros de Europa ), la polarización de los principales medios de comunicación nacionales hacia los dos grandes de nuestro país mientras ningunean al resto (haciendo un daño irreparable al fútbol modesto) o la falta de atractivo que de por sí pueda tener la Segunda B para el futbolero medio.

Lo cierto es que un equipo que juegue en Primera puede sortear esta decadencia de aficionados de una forma mucho más holgada que otro club que milite en una categoría de menor importancia. Para explicar más al detalle esta última frase, vamos a usar como ejemplo al CD Leganés, equipo humilde de toda vida (incluso estuvo cerca de desaparecer por impagos) y que ha pasado de ser un club anclado en 2ª B a debutar la pasada campaña en Primera División, y todo ello en menos de cuatro temporadas.

El "Lega" puede dar fe de la diferencia abismal existente entre gestionar un presupuesto de Segunda B y uno de Primera División. Todo ello sin la necesidad de contabilizar el número de abonados que pudiera tener el mismo club militando en una u otra categoría.
Nos remontamos al verano del año 2013. Su actual presidenta había inyectado dinero para librar a la entidad "pepinera" de la desaparición y el Lega logra el salto a la categoría de plata con un presupuesto que ronda los 3 millones de euros.

Tenía 5.000 abonados esa campaña. Vamos a estimar un gasto medio por aficionado de unos 120€ , entre adquisición del abono y compra de productos de merchandaising. Por tanto la masa social del Lega ingresó directamente en caja unos 600.000€ , un 20% del presupuesto total , hablando en términos porcentuales. En otras palabras, casi una cuarta parte del dinero que gastaron en Butarque esa temporada salió del bolsillo de sus aficionados.

Ahora trasladémonos al verano del año pasado, con el Lega debutando en Primera . Tiene 10.000 abonados y el precio del carnet es el más bajo de la categoría, unos 160€ por cabeza. A esta cantidad, le sumamos la compra de camiseta y bufanda promediando 200€ de gasto por seguidor. Por lo tanto, la masa social ingresa directamente en las arcas del club 2 millones de euros. Pero la gran diferencia está en que jugando ahora en la máxima categoría, el presupuesto es de 45 millones de euros , de los cuales, 40 lo ingresan en el club las televisiones por derechos de retransmisión. 

Volviendo a los términos porcentuales tenemos que sólo un pírrico 4% del total presupuestado sale ahora de los bolsillos del seguidor. Incluso el club se podría permitir el lujo de jugar con el estadio vacío sin acusar un daño económico grave. Tal vez esa sea la clave de que en Leganés han visto lo que se explica en el presente artículo, y hayan optado por una política de precios populares con el objetivo de fidelizar a su afición desde un punto de vista de largo plazo. Mientras estén en Primera , saben que el presupuesto lo cubre la tele sin tener una alta dependencia de sus aficionados.

Volviendo al análisis principal, salta  la diferencia a la vista . Un seguidor de un 2ªb es una pieza vital en la economía de su club, mientras que un aficionado de un Primera División pondera de una forma casi anecdótica en el apartado financiero.

Curiosa paradoja. “Aficionados de equipos de bronce”, que en realidad valen su peso en oro para sus respectivos clubes.

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