lunes, 10 de diciembre de 2018

COPA LIBERTADORES : SE CERRÓ EL CÍRCULO

Autor : Fernando Aisa. Ayer domingo día 9 de Diciembre se cerró el circulo de algo que nunca debió pasar, se cerró el circulo de la sinrazón, se cerró el circulo de la vergüenza de todo un país y de todo el mundo del deporte.
Dice el refrán que lo que mal empieza, mal acaba y en esta ocasión os diré que no, que, todo lo contrario, que lo que empezó mal acabo siendo una oda al futbol y al deporte en general.

Ayer el Bernabéu se vistió con sus mejores galas pare recibir a los dos equipos, con permiso de Peñarol de Montevideo, mas importantes del futbol sudamericano, ayer jugaron en Madrid ayer jugaron en el Bernabéu “Los Gallinas” contra “Los Bosteros”, “Millonarios” contra “Xeneizes” en definitiva River Plate contra Boca Juniors. Y a pesar de no ser el mejor partido de futbol que uno haya visto sí que fue una batalla épica en todos los sentidos, sí que fue una demostración de orgullo, de casta y de dignidad.
Ganó River, pero quizás eso sea lo que menos importe de por sí y a mi juicio la final ya estaba muy manipulada y había dejado de ser justa hacia muchos días, River Plate partía con una gran desventaja al no poder jugar el partido de vuelta en su terreno, la libertadores se juega a doble partido, y Boca si pudo jugar en “La Bombonera” su maravilloso campo en el barrio de La Boca de Buenos Aires, a partir de ahí la competición quedo desvirtuada, River debería jugar en campo neutral y con afición dividida entre los dos equipos, algo que no ocurrió en el primer partido.
¿Porque ocurrió esto?, os preguntareis, pues ocurrió porque Argentina es un país demasiado pasional para el futbol, aunque pensándolo bien no sé si nunca se es demasiado pasional para algo en la vida, y en aquel país los dirigentes de los clubes deportivos no han sabido trazar la raya a los aficionados de sus equipos entre lo normal y lo claramente delictivo.
Así las barras bravas, así se llama a los aficionados más radicales de estos equipos, campan a sus anchas y tienen barra libre para lo que quieran siempre además con el beneplácito de los dirigentes deportivos y políticos de aquel maravilloso país. Delincuentes en el más amplio sentido de la palabra que hacen de los clubes deportivos sus cortijos para extorsionar, chantajear y coartar a todo lo que huela a legalidad dentro de los equipos de futbol.
En España hace años que los dos equipos más importantes de nuestro balompié, a los que siguieron casi la totalidad del resto, tomaron medidas contra los grupos ultras que cohabitaban dentro de nuestro futbol, grupos como los ultra sur o los boixos nois fueron expulsados de los estadios por los dirigentes de Real Madrid y Barcelona respectivamente, sufriendo estos dirigentes amenazas y demás chantajes para que estas decisiones no se produjesen algo que por suerte para nuestro futbol y para la limpieza mental del deporte en general nunca sucedió.
El futbol debe ser, como ayer se vio en el Bernabéu, una fiesta, una gran fiesta en la que las aficiones puedan convivir, no debemos olvidar que esto es “solo” deporte y como tal debe tomarse, debemos conseguir que un padre no sienta ningún temor en llevar a su hijo a un recinto deportivo, debemos conseguir que los perdedores feliciten siempre a los ganadores y viceversa, no podemos acudir a un recinto deportivo a pasar miedo, no podemos acudir a un estadio a encontrarnos con la muerte, eso no es deporte, ese no es el espíritu del deporte, eso no es vivir, eso no puede ser, eso no puede consentirse.
Cuando alguien acude a un estadio de futbol o de cualquier otro deporte con un arma escondida es que hace tiempo dejo de ser persona, hace tiempo que sus neuronas llegaron al nivel más bajo y más oscuro al que puede descender el ser humano.
Ayer a través de la pequeña pantalla pude ver como lloraban una de felicidad y otra de pena, dos maravillosas aficiones que no merecen que las llamadas barras bravas les manchen y hagan que los demás creamos que todo el monte es orégano, porque es injusto y además es falso.
Ayer vi en las gradas del viejo Chamartin a dos aficiones de 11 si se pudiera dar esa puntuación, sin parar un solo minuto de gritar, cantar, saltar y animar a los suyos, algo muy muy diferente de lo que a veces vemos al otro lado del charco, vi la esencia más pura y más ancestral de este maravilloso deporte, y si, vi pasión, pasión desbordante por los colores de cada uno, pero con un profundo respeto por los “rivales” en la grada, ese si es mi deporte, eso sí es futbol, eso es pasión pero eso sí, con respeto.
Obviando lo malo ocurrido en esta gran final de la libertadores solo os puedo decir: Gracias Argentina, gracias futbol.

Fernando Aisa

No hay comentarios:

Publicar un comentario